Y otros
A los fines del siglo IX un obispo en Italia norteña no podía responder positivamente a la invitación de un señor local. Por esto él envió al señor una cesta con regalos. Los regalos eran mastiha, cinamomo, clavos, pimienta, higos secos, tinte rojo etc.
El “segreti per colori” (secretos para los colores) es un manuscrito italiano del siglo XV mantenido en el monasterio de San Salvador en Bolonia. Contiene una fórmula de pegamento para las gemas preciosas: dos porciones de vitriolo en polvo, una porción de mastiha y cuatro porciones de alquitrán.
En el siglo XVIII, Guillermo Antonio Olivier observó que un turco había injertado un terebinth a un árbol de mastiha. Algunos años más tarde él incidió el tronco y encontró una resina que olía como mastiha pero tenía la liquidez de la resina del terebinth.
En la vegetación en la isla misteriosa de Julio Verne existían también árboles de mastiha.